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Historia de la Alhambra de Granada

La historia de la Alhambra de Granada es también la historia de los sultanes de la dinastía nazarí, quienes levantaron sus primeros cimientos y le dieron el carácter de ciudad palatina durante los siglos siguientes. A lo largo del tiempo la Alhambra ha estado siempre vigilante en lo más alto de la colina, y su perfil es un elemento extraordinariamente bello que los granadinos se han acostumbrado a contemplar. ¿Quién construyó la Alhambra? ¿Cuál ha sido su evolución histórica? ¿Estuvieron los franceses a punto de destruirla? ¡Vamos a resolver estas y otras preguntas interesantes! ¿Nos acompañas?

Qué es la Alhambra y por qué es tan importante

La Alhambra de Granada es una ciudad palatina que comenzó a construirse en época nazarí (siglo XIII) y que hoy en día es uno de los monumentos más importantes del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Alhambra viene de las palabras árabes qal´at al Hamrá que significa “castillo rojo”. Esta palabra derivó en la abreviación al Hamrá, es decir, “la roja”. Fue llamada así por el color de sus torres y murallas en el momento de su construcción.

La Alhambra tiene una importancia vital para Granada: es uno de los monumentos más visitados de Europa con casi 3 millones de visitantes anuales. El patrimonio que atesora en su interior es incalculable y la belleza de sus palacios, patios y jardines es incomparable a cualquier otro monumento.

Panorámica de la Alhambra y Granada iluminadas de noche
Panorámica de la Alhambra y Granada iluminadas de noche

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Origen de su construcción

La historia de la Alhambra está indiscutiblemente asociada a la dinastía nazarí de Granada que gobernó la ciudad durante más de dos siglos y resistió a la conquista cristiana. Pero, ¿cuántos años tiene la Alhambra? Desde que se inició su construcción en el siglo XIII, la Alhambra tiene aproximadamente más de 780 años, es decir, casi 8 siglos. Durante todo este tiempo el conjunto ha pasado de ser una fortaleza a una gran ciudad palatina, para luego ser tomada por los cristianos y modificada constantemente por los avatares históricos hasta llegar a nuestros días.

La Alhambra antes de la Alhambra

En la colina de la Sabika, donde está ubicada la Alhambra, se han documentado construcciones anteriores. Según los arqueólogos y especialistas, existieron en esta zona algunas edificaciones romanas cuyos restos habrían servido para levantar otros edificios medievales. Estos restos se utilizaron como sillares para muros y torres de vigilancia durante la época visigoda y los primeros años del reino de al-Andalus.

En el siglo XI da comienzo el Reino de Taifa granadino, trasladándose su capital desde Elvira (actual pueblo granadino de Atarfe) hasta Granada. Los ziríes establecieron su corte en la Alcazaba del Albaicín. Fue Samuel Ibn Nagrella, primer ministro, quien instala en la colina de la Sabika su palacio. Así fue hasta el siglo XII donde se iniciaron las luchas internas tras las invasiones de almorávides y almohades en la península.

Foto del Albaicín desde la Alcazaba de la Alhambra de Granada
Bellísima panorámica del barrio del Albaicín. Foto tomada desde la Alcazaba de la Alhambra

Los andalusíes lucharon contra los invasores norteafricanos y tanto la alcazaba del Albaicín como las estructuras de la colina de la Sabika sirvieron de refugio a ambos bandos. Las construcciones en la Sabika quedaron seriamente dañadas hasta que el primer rey de la dinastía nazarí cambió la historia de Granada.

Un poco de contexto histórico: origen del reino nazarí de Granada

En 711 d. C. se produce la invasión musulmana de la península ibérica. Los ejércitos musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar desde el norte de África y terminaron con el reino visigodo. En poco tiempo llegaron al norte de la península formando el nuevo reino: al-Andalus, cuya capital se establecería en Córdoba.

Durante los siglos XI y XII los reinos cristianos del norte comienzan el proceso histórico que se ha venido a llamar Reconquista. El reino de al-Andalus quedó dividido y los reinos cristianos avanzaban cada vez más al sur, mientras los musulmanes, inmersos en el caos, estaban más arrinconados. Es en este momento cuando surge la figura de Muhammad Ibn Yúsuf Ibn Ahmad Ibn Nasr, más conocido como al-Ahmar.

Al-Alhamar era la cabeza de la familia Banu Nasr, de origen árabe, que gobernaba en la ciudad jiennense de Arjona. La ciudad de Granada le pide ayuda debido a la situación de asedio que estaba sufriendo: por el norte la codiciaban los reinos cristianos y por el sur los sultanatos norteafricanos. De esta manera, al-Ahmar se alía con Fernando III y conquista Málaga, Almería y Granada. En esta última ciudad fija la capital de lo que sería el comienzo del reino nazarí de Granada. El nuevo sultán entra triunfante por la Puerta de Elvira y se proclama en 1238 como Muhammad I, primer sultán de la nueva dinastía nazarí de Granada.

¿Quién construyó la Alhambra?

Al-Alhamar se instaló en un primer momento en la Alcazaba del Albaicín. Pronto le llama la atención las ruinas de la colina de la Sabika y piensa con buen criterio que sería una zona ideal para establecer su residencia. De esta forma, al-Alhamar, convertido en sultán Muhammad I, decide reconstruir los restos de la colina de la Sabika y establecer allí su residencia, siendo este el origen de la Alhambra de Granada. Así da comienzo la construcción de la Alcazaba, la parte más primitiva del conjunto palatino.

Torre de la Vela de la Alcazaba de la Alhambra
Torre de la Vela de la Alcazaba de la Alhambra. Fotografía tomada desde la Torre de las Armas. Al fondo a la derecha se aprecia el barrio del Albaicín y en el centro, también al fondo, el centro de Granada, intuyéndose al silueta de la catedral.

La Alhambra durante la dinastía nazarí (siglos XIII - XV)

Muhammad I (1238-1273) mandó levantar las primeras torres de la Alcazaba y durante más de 200 años se desarrolló todo un impresionante conjunto palatino a través de las aportaciones de los diferentes sultanes. En 1273 muere Muhammad I, el fundador de la dinastía nazarí, completando las murallas, parte de las fortificaciones de la Alcazaba y el sistema de abastecimiento de agua mediante una canalización que recogía el agua río arriba.

Durante el reinado de su sucesor Muhammad II (1273-1302) se fortificó con muralla toda la colina y se levantaron más torres defensivas para el recinto. En su reinado se comenzó la construcción del Palacio del Generalife, que fue reformado y ampliado más tarde por Ismail I, así como la Medina, para los residentes y altos funcionarios de la corte, que se instaló dentro de la muralla. Con el paso de los años la Medina se iría expandiendo en barrios populares apareciendo talleres artesanales, tenerías, mezquitas y baños. De esta época es también el Palacio de los Abencerrajes.

En 1302 comienza el reinado de Muhammad III (1302-1309) que levanta el Palacio del Partal, el más antiguo de la Alhambra. También durante este periodo se construye la Mezquita Real de la Alhambra en la zona que actualmente está ubicada la Iglesia de Santa María de la Alhambra.

Patio de la Acequia del Generalife
Foto del Patio de la Acequia del Generalife recorrido por la Acequia Real

Historia de la construcción de los Palacios Nazaríes

En 1314 accede al trono el sultán Ismail I (1314-1325) y ordena levantar el primero de los Palacios Nazaríes de la Alhambra: el Palacio del Mexuar, junto a una madraza y una pequeña mezquita.

Yusuf I (1333-1354) reformaría ampliamente el Generalife, pero mientras su reinado se desmorona pasaría a la historia por iniciar la construcción del bellísimo Palacio de Comares en torno a la Torre de Comares. Se construye el Patio de los Arrayanes y los Baños de Comares. De esta época también son la Puerta de los Siete Suelos y la Puerta de la Justicia, uno de los accesos más importantes al conjunto palatino.

Yusuf I es asesinado y accede al trono Muhammad V (1354-1359/1362-1391). Su reinado es uno de los más importantes de toda la época nazarí. Fue destronado a los cinco años y tuvo que exiliarse para salvar su vida. Volvió a Granada y recuperó el trono en 1362 gracias a la ayuda inestimable del monarca cristiano Pedro I de Castilla. Su etapa como rey marcaría el esplendor del arte nazarí y también el último conato de resistencia ante el avance cristiano: en 1369 conquistó la importante plaza de Algeciras y para celebrarlo mandó construir la extraordinaria Fachada de Comares.

Pero el hito más importante de su reinado es el inicio de la construcción en 1362 del Palacio de los Leones, con el imponente Patio de los Leones con su famosa fuente en el centro. Este palacio es uno de los más bellos de toda la Alhambra por su decoración y bellísimas salas con techos de mocárabes.

Patio de los Leones y Fuente de los Leones iluminados en visita nocturna
Patio de los Leones y Fuente de los Leones iluminados en visita nocturna

El fin del Reino Nazarí de Granada

Tras el reinado de Muhammad V la Alhambra entraría en una etapa de decadencia artística y arquitectónica como consecuencia de los problemas políticos que arrastraba el reino de Granada. Las continuas conspiraciones y luchas dinásticas en el seno de la corte, la unión de Castilla y Aragón en las figuras de Isabel y Fernando en 1479 y las constantes derrotas militares socavaron al sultanato granadino.

En 1462 se perdió Gibraltar y durante el reinado de Muley Hacén se realizaron algunas conquistas que no pudieron mantenerse. Tomó el poder Boabdil que intentó frenar desesperadamente la desintegración del reino. Aún así las luchas palaciegas continuaban y Boabdil fue destronado, recuperando el trono años más tarde. En esta segunda etapa los ejércitos cristianos tomaron las plazas importantes Alhama, Ronda, Loja, Málaga, Baza y Almería. La ciudad de Granada quedó completamente aislada y asediada. Boabdil decidió entonces entregar la ciudad el 2 de enero de 1492, acabando así con el reino nazarí de Granada. Comenzaría para la Alhambra un nuevo tiempo.

La Alhambra tras la conquista de los Reyes Católicos (Siglos XVI - XVII)

Con la conquista cristiana se abre una nueva etapa en la historia de Granada. La Alhambra se incorporó al patrimonio de la Corona y fue repartida entre los nobles y caballeros. La Alhambra se convirtió en sede de la Capitanía General y poseía una jurisdicción propia diferenciada de la ciudad. Fueron nombrados como alcaides a la ilustre familia Tendilla-Mondéjar cuyos sucesivos cabezas de familia gobernarían la Alhambra hasta que Felipe V, en el siglo XVIII, los despojaría de la alcaldía.

Se realizaron muchas modificaciones en su interior: la Mezquita Real se adaptó a iglesia, dejaron de utilizarse los accesos a la ciudad palatina en época nazarí por otros, se instalaron baluartes circulares defensivos (una innovación con respecto a las torres cuadradas nazaríes) y se instaló un gran aljibe subterráneo para abastecer de agua a todo el recinto. Aunque la Alhambra fue repartida, los Reyes Católicos se reservaron los palacios más destacados para establecer en ellos su residencia. De esta manera mandaron modificar el Mexuar, añadiéndole un piso superior y ampliándolo hacia el norte.

Pero sin duda las transformaciones más importantes se producen con la inminente visita del emperador Carlos V y su esposa a Granada en 1526. Se levantan lo que se conoce como las Habitaciones del Emperador en el Palacio de Comares para acomodar al rey; y en 1533, estando de alcaide Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, se inicia la construcción del Palacio de Carlos V a cargo del arquitecto Pedro Machuca, derribando para ello una serie de construcciones menores y una pequeña parte del Palacio de Comares, al cual se adosa.

Fachada sur del Palacio de Carlos V
Fachada sur del Palacio de Carlos V. Se aprecia la Calle Real de la Alhambra pasando por delante de su puerta y restos de la Medina. En la parte derecha de la fotografía se aprecia la Iglesia de Santa María de la Alhambra

La Alhambra de los gobernadores: el periodo de abandono (Siglos XVIII - XIX)

La alcaldía del Marqués de Mondéjar, heredero de Conde de Tendilla, cuya saga familiar estuvo a cargo de la Alhambra desde finales del siglo XV y que tan bien gestionaron y conservaron la Alhambra, llegó a su fin a principios del siglo XVIII. Durante la guerra de sucesión española la familia del Marqués negó su apoyo a Felipe V. Cuando este rey se hizo con el trono los desposeyó de la alcaldía.

El palacio de Yusuf III, donde la familia habitó durante siglos y desde donde gestionaban la Alhambra, fue derruido. Dio comienzo una etapa negra para la historia de la Alhambra donde el Estado se desentendió de su conservación. Sin apenas recursos y sin Capitanía, con gobernadores nombrados que no tenían ninguna autoridad, el recinto palatino estaba sumido en un abandono total. Una etapa que sería aún peor con la ocupación de las tropas francesas de la península.

La ocupación de la Alhambra por las tropas de Napoleón

La Guerra de la Independencia española no trajo nada bueno para la Alhambra. Napoleón ordenó ocupar todo el país en respuesta a la sublevación del pueblo español. Las tropas francesas llegaron a Granada el 28 de enero de 1810 y el general corso a cargo del ejército de ocupación, el conde Horacio de Sebastiani, convirtió la Alhambra en su cuartel.

Horacio de Sebastiani emprendió importantes transformaciones urbanísticas en Granada, y también en la Alhambra, pero todos estos cambios fueron a peor. Durante la ocupación se destruyeron numerosas casas y muchos recintos nobles del conjunto palatino se destinaron a almacén. Los soldados franceses se distribuyeron por toda la Alhambra y para calentarse no dudaron en desmantelar cuantos artesonados y puertas se encontraron para avivar el fuego de las hogueras.

En el Palacio de Carlos V y en el Patio de los Arrayanes se almacenó la pólvora y los proyectiles de cañón, haciendo peligrar tan importantes estructuras. Pero lo peor vino con su retirada el 17 de septiembre 1812. Se ordenó volar todas las torres para que no sirviesen de refugio a los rebeldes españoles si los franceses decidían volver. Fue el cabo José García, del regimiento de inválidos, en un acto heroico, quien detuvo la cadena de voladuras arriesgando su vida. Aunque no pudo evitar la destrucción de hasta 8 torres, consiguió salvar la Alhambra de su destrucción total. Esta acción ha quedado inmortalizada en la famosa placa que se sitúa en la Plaza de los Aljibes. Gracias al cabo José García hoy en día podemos seguir disfrutando del conjunto palatino.

La época del romanticismo y el orientalismo (Siglo XIX)

Después de la nefasta ocupación francesa comenzaron a alzarse voces protestando por el deterioro de la Alhambra. Los sucesivos gobernadores habían hecho poco por conservar el recinto palatino y muchas de sus icónicas salas y espacios se destinaban a almacenes y para guardar el ganado. Algunos ilustres visitantes internacionales, como Washington Irving o Richard Ford, se quejaron amargamente del estado de abandono.

Durante el reinado de Fernando VII se asignó mayor financiación para obras de conservación y estas comenzaron en 1839 para limpiar y “hermosear” el monumento. Pero los visitantes extranjeros convirtieron la Alhambra en una especie de ruina romántica que ganó fama internacional y que atrajo aún a más visitantes. Así comenzó la historia del mito romántico y orientalista de la Alhambra que se reflejó en el ámbito artístico y literario y que provocó su gran difusión internacional.

Patio de los Arrayanes con la Torre de Comares al Fondo
Otra espectacular imagen del Patio de los Arrayanes. Al fondo, y reflejada también en el agua, está la Torre de Comares que alberga el Salón de los Embajadores

Este proceso tuvo que ver con un renovado interés por parte de la sociedad europea por todo lo oriental como consecuencia del auge que estaba teniendo el Romanticismo, movimiento cultural surgido en la Alemania de finales del siglo XVIII. Escritores y pintores europeos comenzaron a viajar a Granada y hablaban de las maravillas de los tesoros que había en la ciudad. La gran fama que adquirió internacionalmente la Alhambra es responsabilidad en parte a los famosos Cuentos de la Alhambra escritos por Washington Irving en 1832. Pero el alhambrismo también se le debe a otros ilustrados como Laborde, Dutailly, Richard Ford, Roberts, Girault de Prangey, Owen Jones y muchos otros.

El periodo de la conservación y la restauración (Siglos XIX - XX)

El movimiento romántico en la Alhambra tuvo un aspecto muy positivo: la internacionalización del monumento que obligó al gobierno español a prestar mayor interés y financiamiento en su conservación y restauración. Este cambio vino de la mano de las transformaciones políticas que se sucedían en el país. En 1870, en plena I República española, se declaró a la Alhambra Monumento Nacional, un hito que permitía fijar una cantidad de dinero constante proveniente de los Presupuestos Generales del Estado para abordar las obras necesarias en su conservación y reacondicionamiento.

A partir de aquí diversos arquitectos comenzaron a abordar un Plan General de Conservación de la Alhambra que fue plasmado en un informe elaborado en 1917. Se inició un largo y agrio debate sobre la mejor manera de abordar las restauraciones. A principios del siglo XIX se hicieron cargo de las intervenciones los Contreras, una saga familiar de arquitectos y restauradores, basándose en la restauración de elementos decorativos siguiendo el ideal del estilo árabe. Querían resaltar, ante todo, el elemento oriental de la Alhambra.

Los trabajos de restauración y conservación durante este siglo fueron muchos y muy importantes: se restauró la cubierta del Patio de los Leones sustituyendo su tejado original por una cúpula esférica, se adornó el tejado del pórtico norte del Palacio de Comares y se restauró la yesería de la Sala de las Camas. Intervenciones dudosas que buscaban embellecer el monumento pero que no tenían ninguna base histórica.

Leopoldo Torres Balbás, el restaurador más importante de la Alhambra

Fue el arquitecto e historiador del arte, Leopoldo Torres Balbás, quien imprimió un nuevo estilo en la restauración y conservación de la Alhambra. Se alejó de sus anteriores compañeros que buscaban dotar a la Alhambra de un estilo orientalista y buscó su conservación respetando absolutamente la obra artística e histórica del pasado. Los edificios y espacios debían restaurarse buscando su forma original atendiendo a la Carta de Atenas de 1931.

La Alhambra le debe mucho a Torres Balbás. Desde que fue nombrado arquitecto y director del conjunto palatino en 1923, se dedicó a expropiar terrenos particulares para incorporarlos al monumento. Inició la intervención en la torre, los jardines, el oratorio y el pórtico del Partal que estaban completamente en ruinas, realizó intervenciones en la Rauda y en el Mexuar y eliminó las cúpulas al estilo bizantino que el arquitecto Contreras instaló en el techo del Patio de los Leones, restaurándolo a su estado original. Este hecho le enemistó con la sociedad granadina y le perseguiría durante toda la vida.

Palacio del Partal de la Alhambra
El Partal, restaurado por Torres Balbás

La figura de Torres Balbás fue importante porque sus intervenciones sentaron cátedra en el panorama de la práctica y la teoría de la conservación del patrimonio. Un hombre documentado y muy meticuloso en su trabajo que no dejaba nada al azar. El diseño de la actual Alhambra se le debe a su trabajo e investigaciones

La creación del Patronato de la Alhambra y el Generalife

Canal de agua del Patio de los Leones de la Alhambra
Uno de las cuatro acequias de agua que convergen en la Fuente de los Leones de la Alhambra. La foto está echada desde la Sala de los Mocárabes

Durante el siglo XIX el Estado español controló la Alhambra a través de la Comisión Provincial de Monumentos y en 1915 esta Comisión pasó a llamarse Patronato, quedando adscrito a la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio correspondiente. En 1940, tras la Guerra Civil, se centralizó la gestión del monumento a través del Patronato, que se amplió a toda la Alhambra. En 1942 se creó el Museo Arqueológico de la Alhambra y en 1958 el Museo Provincial de Bellas Artes

El Patronato se afianzó como institución gestora del monumento, dotándose de unos Estatutos en 1962. En 1978 se aprobó la Constitución española después de la larga dictadura y en 1981 se aprobó el Estatuto de Autonomía para Andalucía. De esta forma la gestión de la Alhambra se descentralizó iniciando un proceso de transferencias de las competencias desde el Gobierno a la Junta de Andalucía que finalizaría en 1984. El 19 de marzo de 1986 se aprobaron los estatutos del actual Patronato de la Alhambra y el Generalife, institución que hoy en día gestiona el monumento.

Alhambra, patrimonio de la humanidad

El último episodio de la convulsa historia de la Alhambra se produjo entre el 29 de octubre y el 2 de noviembre de 1984. La Convención de la UNESCO, reunida en la ciudad de Buenos Aires, inscribió a la Alhambra y el Generalife en la lista del Patrimonio Mundial. Gracias a este hito el monumento nazarí ha alcanzado gran relevancia internacional posicionándose en la clasificación de monumentos más visitados del mundo.

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