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La Rauda, el Cementerio Real de la Alhambra

¿Te has preguntado alguna vez donde eran enterrados los poderosos monarcas nazaríes de la época? Como corresponde a su regia dignidad, el lugar de enterramiento tendría que ser especial. La Rauda era el lugar de enterramiento de los diferentes sultanes dentro de la Alhambra. ¿Quieres conocer su historia? Pues acompáñanos.

¿Qué es la Rauda de la Alhambra?

La palabra rauda proviene del término rawda que significa cementerio-jardín. Los musulmanes, al igual que el Profeta, aspiraban a ser enterrados en un jardín, es por ello que se habilitó este espacio de la Alhambra como cementerio real para los monarcas y dignatarios nazaríes granadinos y sus familiares.

Dónde se ubica

Lo cierto es que la Rauda suele pasar desapercibida para los visitantes de la Alhambra. Muchos creen que los sultanes que levantaron tan refinados y fascinantes palacios debieron ser enterrados en suntuosos panteones y tumbas, y suelen preguntar dónde se sitúan. Al mostrarles la Rauda, unas cuantas ruinas pobres con una torre lisa por fuera y con una cúpula de gallones sobre trompa de arista por dentro, se suelen quedar muy sorprendidos. El Cementerio Real de la Alhambra está situado entre el Palacio de Carlos V y a espaladas del Palacio de los Leones. Es aquí donde los reyes se enterraban.

Origen y construcción del Cementerio Real

Existió un primer cementerio antiguo en la Alhambra que se situó en la Assabica, una explanada en la parte alta y fuera de las murallas del recinto. Aquí fueron enterrados los primeros monarcas de la dinastía nazarí. Fue Muhammad V quien ordenó el nuevo emplazamiento del Cementerio Real, a espaldas del Palacio de los Leones, donde se enterrarían los máximos dignatarios del reino nazarí.

¿Significa esto que hoy en día sus cuerpos siguen yaciendo en la Rauda? Lamentablemente no, y esto es debido a una curiosa historia. Nos situamos en 1492. El último rey nazarí de Granada, Boabdil, se ha rendido a los ejércitos de los Reyes Católicos y se dispone a abandonar la Alhambra. No está dispuesto a dejar a sus antepasados reposar en suelo cristiano y decide llevarse sus cuerpos con él al destierro. Pero no llegaron con él a África. Según un documento del Archivo de Diezmos del año 1516, los cuerpos fueron enterrados al pie del castillo de Mondújar, aunque esto todavía no se ha comprobado.

Visita la Alhambra de la mano de un guía oficial

Tras esto, la Rauda quedó abandonada. Con la ocupación cristiana este espacio se utilizó por los soldados y demás habitantes como viviendas y cobertizos.  En 1574, tras la realización de algunas obras para la construcción del Palacio de Carlos V, se encontraron unas losas de alabastro que eran los epitafios de cuatro monarcas nazaríes. La estructura quedó olvidada y enterrada años posteriores bajo muros de vivienda.

En 1892, cuando el arquitecto conservador Mariano Contreras derribó una vivienda a espaldas del Palacio de los Leones, descubrió los restos de la Rauda junto a cuatro fosas sepulcrales y abundantes restos de decoración. Desde entonces quedó confirmada el emplazamiento del cementerio y posteriores intervenciones arqueológicas estuvieron encaminadas a recuperar y poner en valor este espacio, hasta llegar al estado de conservación de nuestros días.

Planta y estructura

Tal y como las últimas excavaciones de acondicionamiento del lugar han dejado ver, la Rauda ha llegado hasta nuestros días como una planta rectangular de 13 por 10 metros orientadas como las mezquitas. Parece ser que sus muros eran de ladrillos, pero de estos solo nos ha quedado la parte baja. En su parte norte dos muros dividen el recinto en tres pequeñas cámaras, como si fueran capillas, y delante, hacia el centro, se conserva la parte inferior de cuatro machos angulares que determinan un cuadrado central. Más al norte de la estructura hay un pequeño vestíbulo en el que hay una puerta con un arco de herradura agudo que abre al foso.

Puerta de la Rauda

La Puerta de la Rauda es un edificio con una planta cuadrada que se encuentra frente a la Rauda. En su techo conserva una cúpula de gallones, con una decoración de ladrillos rojos pintados con llagas blancas en «trompe l’oeil». Este edificio está abierto en tres de sus costados por arcos de herradura, y el cuarto comunica con el interior del Palacio de los Leones.

Los enterramientos en la Rauda

Según los historiadores, el ritual de enterramiento de un rey nazarí conllevaba la realización de una serie de pasos. El cuerpo del difunto era lavado 3 veces para purificarlo y después se amortajaba con 3 telas blancas de algodón que eran perfumadas. El cuerpo, cubierto con una sábana blanca, se colocaba en una qubba y era expuesto al público en un espacio detrás del Palacio de los Leones antes de su enterramiento. Después, en el propio enterramiento, el cuerpo era colocado de costado y orientado hacia la Meca. Se marcaba la tumba con una losa de alabastro que eran una especie de lápida real, con inscripciones sobre el rey difunto. En el museo de la Alhambra se conservan algunas de estas lápidas.

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