Qué es la Alhambra de Granada y quién la construyó

Muchos de nuestros usuarios se hacen la misma pregunta: ¿Qué es la Alhambra? La Alhambra es una ciudad fortificada, una ciudadela, una ciudad-palacio. Entendida como lo que expresa: la Alhambra es poder, dominio sobre el territorio, gestión y gobierno, símbolo de una dinastía y espacio cerrado y con una pretensión de autosuficiencia para garantizar la protección de ese poder.

La Alhambra es paisaje y es detalle. Dentro de ella se encuentra una de las grandes obras maestras que el genio humano haya producido, en la zona palatina de la ciudadela, en lo que denominamos Palacios Nazaríes, aludiendo al nombre de la dinastía que reinó durante los más de doscientos años que dura el reino de Granada. Artífices de dichos palacios, encontramos una multitud de elementos que nos hablan de la maestría de los artesanos que trabajaron en la creación de los trabajos en yeso y en madera, en la epigrafía y en los alicatados.

La Alhambra es todo eso: paisaje, detalle, artesanía e historia. También es religión, es un monumento a la fe islámica de los que la fueron construyendo. Y también es un momento importante en la historia: con la entrada de los Reyes Católicos en 1492 la Alhambra musulmana deja de existir, pero se irán creando otras, como aquella Alhambra romántica.

La Alhambra es también, y sobre todo, literatura, fantasía y leyenda: un lugar que sigue existiendo en una realidad que ya no existe. Quizás sea uno de los primeros monumentos imaginados por los primeros viajeros, y esto también nos habla de la Alhambra de hoy día: fotografía, un hito cultural, una referencia en el mundo del turismo, un must-see y una autentica desconocida.

¿Qué significa Alhambra?

El nombre significa en árabe la Roja, y el origen del nombre, como en tantas ocasiones cuando hablamos de la Alhambra, tiene varias razones que lo explican, innumerables leyendas dan cuenta de esta incertidumbre. Quizás el nombre se deba al apelativo de aquel primer príncipe que fundara el reino nazarí: Alhamar, el Bermejo; pero hay que ir a lo más básico, a lo más pedestre, a la tierra, a los cimientos donde se encuentra el castillo para encontrar una de las explicaciones más convincentes. El color de la tierra de la Sabika, la colina que tiene el honor de soportar el peso de la Alhambra, es rojo, color muy característico y, según muchos, el porqué del nombre.

Quién construyó la Alhambra

Ahora que sabemos con mayor precisión qué es la Alhambra, nos surge otra duda: ¿Quién la construyó? La Alhambra, como ciudad en miniatura que es, no se construye de una sola vez ni según un proyecto pensado antemano, es más bien un proceso que se prolonga en el tiempo y el cual expresa un deseo constante por parte de la dinastía nazarí de habitar en lugar y convertirlo en el centro de su poder. El resultado es por tanto producto de la relación entre este deseo, los avatares propios de una historia convulsa y el genio artístico de la época. En su construcción participaran numerosos reyes, artesanos e ideas.

En la zona donde hoy se levanta la ciudadela existía una alcazaba primitiva. Así lo atestiguan estructuras que existían de épocas anteriores a la fundación del reino por parte de Muhammad ibn al-Ahmar Ibn Nasr, conocido como Alhamar, el cual reforzará dichas estructuras cuando haga de Granada la capital del reino que se acaba de crear.

¿Cuándo fue construida?

La fundación del reino de Granada se suele situar en el año 1238. Las primeras obras que darán origen a la Alhambra tendrán lugar algunos años después. La Alhambra empieza siendo una pequeña ciudad, pese a que podamos ver en las actividades constructivas llevadas a cabo por Alhamar el origen de las partes más importantes del mismo.

Los Palacios Nazaríes, los jardines y gran parte de las murallas no serán construidas hasta tiempo después; aunque la semilla de la que surgirá el edificio ya había sido plantada y empezado a ser regada: fue Alhamar quien también dará comienzo al desarrollo de toda la red hidráulica (perfeccionada con el tiempo) que sustentara el desarrollo posterior.

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Será sobre todo el siglo XIV el que verá construirse la mayoría de las zonas más espectaculares monumento y la Granada islámica alcanzará su mayor desarrollo.

Si bien la construcción de la Alhambra nazarí se detiene con la conquista cristiana en 1492, la ciudadela no desaparecerá ni se dejarán de añadir elementos importantes a la misma. Una historia tan compleja supone que no se pueda dar una fecha exacta de comienzo ni un año para el final de la labor de construcción.

Igualmente muchos fueron los nombres importantes relacionados con la construcción del espacio: los reyes que mandan construir los palacios y las torres, los poetas que dan su poesía para decorar los muros de los edificios, los artesanos y alarifes que diseñan y trabajan en la construcción, los nobles cristianos que modifican pero también conservan muchas de las salas, los restauradores que evitan la desaparición de todo esto, los viajeros que la reproducen una y mil veces con sus cámaras, etc.

¿Quién fue el diseñador de los azulejos de la Alhambra?

Si no podemos hablar que la Alhambra fuera obra o encargo de un solo monarca sino el resultado de un proceso histórico que se prolonga en el tiempo, es imposible igualmente contestar a la pregunta de quién diseñó los mosaicos de la Alhambra. Los mosaicos de la Alhambra son obra de una larga tradición artesana y de un conocimiento geométrico y matemático que se pierde en el tiempo.

Como muchas de las grandes obras maestras que se encuentran en el monumento, no tenemos la firma del artista que las realizó, probablemente porque no fue una sola persona, sino muchas, un gremio de artesanos o alarifes, palabra de origen árabe que está en relación con la palabra arif, saber, el que se encargaba de realizar las obras de decoración de los palacios.

Este saber tradicional está basado en la repetición y conservación del conocimiento a través de las generaciones, y de alguna manera esta repetición está presente en la decoración de los azulejos de la Alhambra. Una multitud de pequeñas piezas van adquiriendo un tono y un ritmo que desde lo más simple pretende, gracias a esa repetición, alcanzar un carácter elevado y sagrado.

La simetría y la repetición son una constante en la Alhambra, y lejos de lo que estos adjetivos nos puedan sugerir, de algo aburrido y cansino, la maestría de los gremios que realizaban estas composiciones cerámicas, y el conocimiento matemático antiguo y relacionado con consideraciones religiosas y espirituales, han producido un maravilloso ejemplo de artesanía y sabiduría tradicional.