Fachada de Comares
La Fachada de Comares, en la Alhambra de Granada, es uno de los elementos más espectaculares del arte nazarí. Separaba el ámbito público del privado y bajo su decoración e inscripciones el sultán daba audiencia a sus súbditos y recibía las diferentes embajadas. Vamos a analizar esta obra cumbre del arte islámico desde todas las perspectivas ¿Nos acompañas?
Dónde está situada
La Fachada de Comares está ubicada en el Patio del Cuarto Dorado, en la Alhambra de Granada. La fachada divide el Palacio del Mexuar con el Palacio de Comares. Por su puerta izquierda accedemos a un pasillo en recodo que nos conduce al Patio de los Arrayanes, en Comares.
Es una de las maravillas del arte nazarí y para visitarla debemos sacar la entrada general a la Alhambra, que incluye la visita a los denominados Palacios Nazaríes. Si quieres visitar la Alhambra, pero nos sabes cómo hacerlo, en los siguientes artículos tienes toda la información:
¿Cuál fue su origen y quién la construyó?
La Fachada del Palacio de Comares fue construida en el reinado de Muhammad V (1354-1359/1362-1391) para conmemorar la toma de la importante plaza de Algeciras en 1369. El reinado de Muhammad V es uno de los más convulsos de toda la historia hispanomusulmana, pero en él se alcanzó el cenit del arte nazarí con la construcción de la Fachada de Comares y, sobre todo, del Palacio de los Leones con su icónica Fuente de los Leones.
Muhammad V fue entronado en 1354 tras la muerte de su padre Yusuf I (el constructor del Palacio de Comares). Muy pronto fue destronado debido a una conspiración orquestada por su hermano Ismail II y su primo Muhammad VI, quien ocuparía el trono. Tuvo que huir para salvar su vida, primero a Guadix, y más tarde se instaló en Fez, en el norte de África. Algunos historiadores y especialistas sugieren que su estancia en el norte de África fue fundamental para imprimir el estilo del Palacio de los Leones.
Volvió a la Península Ibérica y se instaló en Ronda. Con la ayuda del monarca cristiano Pedro I el Cruel (siempre recibió su ayuda y alianza incondicional) recuperó el trono en 1362. Aquí comenzaría una de las etapas más espléndidas del arte nazarí en Granada. Este periodo de progreso y estabilidad de su reinado le llevaron a realizar diversas campañas militares y a tomar las plazas de Úbeda, Utrera y Jaén; incluso en 1368 estuvo a punto de conquistar Córdoba. En 1369 logró lo que sería el último hito militar: la toma de Algeciras en 1369. A partir de aquí el reino nazarí solo entraría en decadencia hasta su definitiva conquista cristiana en 1492.
La conquista de Algeciras, nudo importante para mantener las comunicaciones de su reino con el norte de África, le llevó a celebrar tan enorme acontecimiento con la construcción de lo que hoy conocemos como Fachada de Comares, en la Alhambra de Granada.
Qué función desempeñaba la Fachada de Comares
Evidentemente, la primera función es arquitectónica. La fachada separaba el ámbito público con el privado. Las dependencias superiores estaban destinadas al monarca y su familia, así como al servicio. A estas habitaciones se accede por la puerta de la derecha. Por otra parte, la fachada divide dos palacios: el Mexuar y el de Comares. A través de la puerta izquierda, y por un pasillo en recodo, accedemos al Patio de los Arrayanes.
Sigue habiendo mucha controversia con respecto a la función que pudo tener en su origen. ¿Qué actos se realizaban en ella? ¿Eran públicos o privados? ¿Realmente el sultán daba audiencia bajo la fachada, en el Patio del Cuarto Dorado?
Algunas teorías apuntan a que el sultán se sentaba en su trono (probablemente una jamuga), justo en el centro de la Fachada de Comares y cobijado por el soberbio alero de madera del techo. En este sitio daba audiencia pública a su pueblo. Tras el sultán se extendía con toda su magnificencia la fachada, una expresión de poder sin igual, un telón de fondo teatral que impactaría enormemente de manera visual. Las paredes lisas y sin decoración de los laterales del patio atraerían toda la atención sobre la fachada y sobre el monarca sentado en ella. Y aquí recibiría las diferentes audiencias y a los embajadores extranjeros, además de repartir justicia.
Sin embargo, otros especialistas argumentan que bajo la fachada no se realizaban tales actos. Era poco probable que el trono estuviera en el patio y que los documentos de la época no dejan constancia de ello. Además, eran pocas las ocasiones en las que el sultán solía exponerse públicamente. En cualquiera de los casos, es probable que bajo la fachada pudiera darse algún acto público o que sirviese como lugar para gestionar los asuntos judiciales. El debate sigue abierto.
Decoración de la fachada
Se accede a la fachada a través de tres escalones de mármol que le dan mayor elevación e importancia con respecto al patio. Nos encontramos dos puertas simétricas entre sí enmarcadas con un precioso cinto de cerámica vidriada y rematadas por dinteles de yesería. Otro paño de yesería separa a ambas y una lista de zócalos de azulejos con formas geométricas las une.
La puerta de la izquierda por la que se accede al Palacio de Comares está decorada con frisos de mocárabes y tiene un techo de lazo pintado tras la conquista cristiana; la entrada de la derecha que conduce a las dependencias superiores aún conserva su verdadera puerta de madera recubierta de hierro del siglo XIV. Como curiosidad, se observa una zona abovedada en el lateral izquierdo de la puerta que los especialistas achacan a la climatología como causante. Es algo muy curiosos que fascina a los visitantes:
En la parte superior de la fachada, a la altura del primer piso, hay dos pares de pequeñas ventanas gemelas de arcos peraltados que se sitúan justo encima de cada puerta, separadas por otra ventana pequeña en el centro con arquillos lobulados. Todas las ventanas presentan una celosía de madera para preservar la intimidad del interior y están rodeadas de decoración de yesería con inscripciones coránicas.
Es muy bella el ancho listado de yesería que va de extremo a extremo de la fachada y que está situado en el espacio que separa las ventanas de las puertas. En él está inscrito la famosa frase “Sólo Dios es vencedor” que se repite por toda la pared.
Justo antes de llegar a la parte más alta podemos observar un friso de mocárabes que se apoyan en mini columnas. Pero uno de los elementos más impresionantes de esta obra arquitectónica es el alero de madera. Es una preciosa cornisa de madera del siglo XIV labrada finamente por ebanistas de la época apoyada en largos canecillos.
El poema de Ibn Zamrak
En el arranque del impresionante alero de madera que corona la fachada, justo encima de la cornisa de mocárabes, se puede leer un poema de Ibn Zamrak en el que cada uno de los versos aparece inscrito en cuatro cartelas separadas por conchas:
Mi posición es la de una corona,
mi puerta la frente: en mí al Occidente envidia el Oriente.
Muhammad V me ha encomendado que con premura
abra a la victoria que llama
pues aguardando estoy a que él aparezca
como el horizonte a la mañana revela.
¡Hizo Dios tan buena su obra como
como buenos son su carácter y figura!
El poema es una personificación del propio sultán Muhammad V que se proclama símbolo del poder y corona real desde su posición sobre la fachada. El primer verso de este poema alude a la superioridad del palacio que es la envidia de todo Oriente, origen del Islam. Es muy habitual en los versos de estos poetas de la época la comparación constante de Oriente y Occidente, poniendo en evidencia las bellezas de la Alhambra que no tienen nada que envidiar frente a las obras arquitectónicas del islam oriental.
En el segundo verso habla sobre la toma de Algeciras por las tropas del sultán en 1369. Este hito histórico fue el motivo de la construcción de la Fachada de Comares. Fue un gran triunfo militar que aseguró durante décadas la pervivencia del reino nazarí y posibilitó el contacto comercial con el norte de África. También resultó ser la última gran victoria de las tropas islámicas hasta su definitiva conquista.
El tercer verso alude a la puerta y la identifica como la luz del amanecer que acaba con la oscuridad, en clara alusión metafórica al soberano; en el cuarto verso se establece un paralelismo entre el Profeta y el propio sultán, así como a la perfección de la creación divina.
La utilización de la proporción aurea
La Fachada de Comares no solo es extraordinaria por su decoración, también esconde una verdadera lección en la utilización de la proporción aurea. Las bases de la proporción aurea las estableció Pitágoras siendo utilizada por matemáticos, escultores y arquitectos a lo largo de los siglos.
El número aureo forma parte de nuestro cuerpo. Si la estatura es un segmento podemos establecer el ombligo como el punto que divide ese segmento en dos partes cuyas longitudes estarían según la proporción aurea. Cada una de esas partes se podrían subdividir de igual forma. Todas las cosas de la naturaleza están proporcionadas según el número aureo.
La fachada de Comares también presenta esta característica ya que está en armonía con todas sus partes, y estas entre sí. Fue el arquitecto, pintor y escultor conocido como Le Corbusier quien comenzó en 1950 a establecer una relación entre las medidas del cuerpo humano y la arquitectura a través de su conocido Modulor.
Si a través del Modulor de Le Corbusier comparásemos la figura humana con la fachada de Comares, no encontraríamos que el ombligo del cuerpo descansaría sobre la base de las ventanas, la cabeza a la altura de la zona donde comienza el alero de madera y los alicatados de azulejos de la parte superior de las puertas estarían a la altura de los genitales. El Modulor de le Corbusier siempre aparece con el brazo extendido que representaría la parte superior de madera de la fachada.
Esta simetría nos ofrece una sensación placentera de belleza que todo visitante percibe al observar la fachada.
Bellísimas imágenes de la Fachada de Comares y del Palacio
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