Salón de los Embajadores de la Alhambra
El Salón de los Embajadores es una de las estancias más extraordinarias que puedes visitar en la Alhambra de Granada. Su belleza no pasa desapercibida para nadie, sobre todo su espectacular cúpula. Esta estancia está integrada en la Torre de Comares, emblema arquitectónico del reinado de Yüsuf I. ¿Quieres conocer esta maravilla del arte islámico? Pues acompáñanos y disfruta del viaje.
¿Dónde se sitúa?
El Salón de los Embajadores se inserta en el interior de la Torre de Comares, la más alta de la Alhambra con 45 metros de altura y 18 metros de ancho. Frente a la torre se sitúa el famoso Patio de los Arrayanes y todo el conjunto lo forman el Palacio de Comares, uno de los tres palacios que conforman los Palacios Nazaríes de la Alhambra. Desde el primer momento de su construcción, la torre ejerció la función de residencia de los sultanes nazaríes. El Salón de los Embajadores era destinado a las audiencias públicas y privadas.
¿Qué función tenía?
Como su propio nombre indica, el Salón de Embajadores estaba destinado a las recepciones oficiales. Es una estancia que tiene unos 11 metros de ancho y más de 18 metros de altura. En los laterales Norte, Oeste y Este existen 9 camarines que están abiertos, insertados en el muro de la Torre de Comares, accediendo a ellos a través de dos arcos.
Se dice que en la Torre de Comares se celebró el Consejo en el cual Boabdil decidió entregar Granada a los Reyes Católicos. Y También fue en esta histórica torre donde Colón convenció a los Reyes Católicos para su viaje a las Indias. Un apunte más: el origen del nombre de “Comares” aún sigue a debate. No obstante, la teoría más aceptada es que provienen de las vidrieras de los balcones del Salón de Embajadores.
La luz como elemento arquitectónico
La luz tiene una gran importancia en esta sala y en todo el Palacio de Comares, tanto a nivel arquitectónico como visual. A ningún visitante se le escapa la sensación que provoca el contraste de luces al entrar en el Salón de Embajadores. Cuando nos introducimos en la Sala de la Barca ya percibimos una menor iluminación, hasta terminar en la completa oscuridad en la Sala de Comares. Cuesta un poco acostumbrarse a la luz interior, sobre todo a las personas que entran cegados por la luz exterior del Patio de los Arrayanes.
Debemos entender la luz como un elemento de unión de los diferentes espacios que forman el Palacio de Comares. Pero no solo se queda aquí. La luz posee una tonalidad diferente dependiendo de la época del año en la que nos encontremos, matizando los colores y la decoración de todo el recinto, y provocando variaciones cromáticas en cada estación del año.
Una preciosa decoración de mosaicos y yeserías
La decoración del Salón de Embajadores es de una factura bellísima. En el mismo arco de entrada a la sala hay grabados poemas de Ibn al-Jatib sobre metáforas regias y versos coránicos. Las colecciones de alicatados de zócalos de la Sala de Comares son de las más importantes de la Alhambra. Estos azulejos están decorados con piezas vidriadas con formas geométricas.
Justo encima de los alicatados de azulejos hay yeserías con desarrollos caligráficos y geométricos en los que se puede observar aún parte de su policromía gracias a su buen estado de conservación.
Cada uno de los camarines están precedidos por arcos de herradura que poseen los tres elementos del arte nazarí: rosca, albanegas y alfiz. Entre los camarines y las ventanas situadas en la parte más alta de la estancia hay tres grandes paños en los que se han grabado poemas y se narran relatos cósmicos. El escudo nazarí y el lema “Solo Alá es vencedor” aparecen grabados por toda la sala.
Las ventanas superiores de la estancia presentan bellísimas celosías que hacen de linterna en el interior de la sala. Las ventanas de cada una de las 9 alcobas son también preciosas, y originariamente estarían cerradas por vidrieras llamadas “cumarias”, en árabe, y que sería el origen del nombre del Palacio. No nos olvidamos de las celosías de los grandes ventanales de las alcobas que arrancan desde el suelo.
El techo del Salón de los Embajadores
La cúpula o Qubba del Salón de Embajadores, es una de las obras de carpintería más importantes del arte islámico medieval. Se le llama “Cúpula de los Siete Cielos” y es uno de los aspectos que más fascinan a los visitantes cuando entran en este espacio tan especial.
El Salón de los Embajadores fue una estancia en la que se escenificaba en su máximo exponente la soberanía del sultán y expresaba los dos significados básicos del poder: el sobrenatural y el terrenal. La cúpula muestra de manera maravillosa estos dos planos: el técnico y el metafísico que coincide con el artístico y el estético.
Artesonado de la cúpula
El techo es un armazón de madera de forma piramidal ensamblado en tres diferentes planos que muestra la maestría de los carpinteros de la época. Es una representación de los siete cielos del islam donde el creyente irías ascendiendo tras su muerte, según sus méritos, hasta llegar al octavo, el paraíso, lugar en el cual se encontraba el trono de dios (que en el techo se representa en el cupulín central de mocárabes).
Cada cielo aparece en la cúpula del Salón de Comares figurado horizontalmente mediante ruedas de estrellas que se van superponiendo hasta el centro. Estas ruedas de estrellas se denominan zafates pintadas con diversos colores que se van combinando. En el centro emana la luz divina donde se encuentra el árbol del paraíso. Toda una expresión del impresionante artesonado del arte nazarí. Es un espectáculo contemplar la cúpula en su máxima intensidad y muy recomendable para cualquier persona que busque experiencias inolvidables.
¿Quieres visitar la Alhambra? Aquí te ofrecemos toda la información
Historia del palacio de Comares y la Alhambra
